Aprovechando ya mis últimas horas en Seúl, me invade la pereza de pensar en el largo viaje de vuelta y en acabar las vacaciones por supuesto.
La experiencia súper positiva, salir de casa, viajar, reencontrarme con buenos amigos y poder conocer otro continente, otra cultura, otro país, me encanta.
Y como conclusiones de Seúl os diré:
Que es una enorme urbe, muy moderna con grandes rascacielos, con multitud de pantallas gigantes adornando la ciudad, con avenidas anchísimas y con mucho tráfico, pero dentro de lo que cabe bastante fluido, la flota automovilística es relativamente nueva, no se ven coches viejos o desvencijados.
Pero en la misma ciudad puedes encontrar rincones y palacios antiguos, pagodas y templos budistas que conviven en perfecta armonía con los edificios más modernos.
Los coreanos, que deciros, habrá de todo como en todos los lados, pero a mi no me resultaron del todo muy afables, esa falta de feeling estaba presente en el camarero, en la dependienta del supermercado, en la del puesto de souvenirs…en general no son muy permeables a las emociones.
En cuánto a la vida nocturna y diurna, sus calles y mercados están siempre animados, llenos de gente, los bares y restaurantes siempre a rebosar de gente, sus calles peatonales llenas de vida, las tiendas abiertas hasta altas horas de la noche, se puede comer a cualquier hora del día.
En cuanto a ser un occidental en Seúl no es nada raro, pero tampoco muy habitual, aún puedes sentir que te miran con extrañeza, y no te digo nada de los bebes occidentales, les encantan.
Por supuesto animaros a todos a venir, Seúl aunque aún no está en el top teen de los destinos dentro de Asia va ganando puntos rápidamente y además si tenéis la suerte cómo yo de contar con unos buenísimos anfitriones y mejores amigos, la experiencia será estupenda y ya desde aquí siempre puedes hacer escapaditas más cercanas cómo China, Japón y alguna más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario