Ya se que aún nos queda Pekín, lo que según todas las guías es el paraíso de las compras con su gran mercado de la seda, pero no nos hemos podido resistir y hemos buscado su sucedáneo en Shangai, por supuesto que lo hemos encontrado, una locura de 7 pisos con miles de puestos y de chinos queriéndote vender hasta a su madre si pudieran, lo llevan en la sangre y no me extraña porque para estar entre 10 y 11 horas al día, 7 días a la semana vendiendo y aguantando turistadas, tienes que estar hecho de otra pasta, es cierto que al principio nos daba como apurillo el tema regateo, pero que luego engancha, hasta verte regateando por algo que ni quieres, ni te gusta demasiado, sólo por el placer de rebajarles unos “wanes” al chino.
Y sobre todo contaros la mejor experiencia, la de los bolsos, ninguna de las que íbamos somos muy de marcas, pero hemos preguntado por las imitaciones y genial, todo el teatrillo que se montan, te llevan a una habitación con varios fondos, cierran puertas, y en la última detrás del expositor hay una puerta secreta dónde te sacan las imitaciones “buenas”, tan malas cómo las de fuera, yo creo, te piden un precio desorbitado y ahí empieza el juego, casi me voy con un gucci, que no me ha gustado mucho, pero porque de 1800 he conseguido bajárselo a 150, menos mal que no ha aceptado los 100 que yo la ofrecía, porque la verdad no me gustaba demasiado, pero ha sido divertido.
Que deciros que lo poco agrada y lo mucho cansa, hemos comprado lo justo, hemos pasado la mañana, hemos generado anécdotas divertidas que seguiremos recordando en cenas y quedadas futuras y nos hemos ido a hacer turismo de verdad, al templo del Buda de jade, que se trata de un templo budista de arquitectura tradicional china y que albergas varias figuras de Buda gigantes, otro remanso de paz rodeado de rascacielos en pleno centro de Shangai.
Y no me puedo resistir a hacer una recopilación de las mejores fotos del mundo-moto en China, ahi van.
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