Una vez leí que la diferencia entre una persona que viaja y
otra que hace turismo, es que la primera nunca compra un billete de ida y
vuelta, se deja lleva por el viaje, se siente libre de ir a los lugares que
quiere visitar y deja que estos le puedan atrapar, quedarse allí más tiempo del
que tenía pensado o explorar rutas y caminos que quizás no sabía que existían
pero que se le presentan de repente.
Y aquí estoy yo con una pequeña lucha interior, entre mi
espíritu aventurero y mi mente racional, me quedan exactamente 15 días para
irme a Argentina y a día de hoy no tengo casi nada organizado.
No se si os conté que me voy con mi amiga Katrina, ella es
Argentina y vamos a pasar las navidades con su familia en Santa Fé, lo que me
hace mucha ilusión, además es verano, increíble verdad, juntar en la misma
frase Noche Buena y bikini es cómo raro.
El caso es que lo único que se es que
cuando llegue a Buenos Aires me voy a quedar allí unos días con Flavia, la
hermana de Katri y luego volaremos hasta Santa Fe para pasar la Noche Buena y
la Navidad, hasta aquí ha ganado mi mente racional pero a partir de ahí está
todo abierto, no tengo billetes de avión, ni reservas de hotel, …sólo se más o
menos los sitios que me gustaría conocer, cómo son las cataratas de Iguazú,
parte de la región de Salta y dar el gran salto a la Patagonia y si me da
tiempo algo de Bariloche.
Yo confió en mi suerte y se qué todo va a salir genial, que
el camino se irá dando y que voy a realizar el viaje de mis sueños, pero me
resulta un poco inevitable estar algo inquieta, aunque supongo que es bastante
normal.
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