Embebida en una vorágine de cambios me refugio en mis pensamientos e intento analizar esta situación, quizas hago mal de estar tanto en mente, pero yo me pregunto, ¿es el final de algo cuúando ya el cambio se está materializando?
Hay quién piensa que es un principio,pero para mi lo difícil no es el caos de poner todo patas arribas, yo creo que lo difícil es saber que necesitas un cambio, ser consciente de ello y tomar la decisión de hacerlo. Con cambios me refiero desde algo muy material, como un cambio de muebles en casa o unas pequeñas obras, hasta cambios más trascendentes y personales como un cambio de trabajo o de pareja.
Y cuándo necesitas un cambio en tú vida, ¿quién lo sabe antes tu cuerpo o tu mente? Yo creo que nuestro yo consciente es el último en enterarse, lo sabe la mente, que se lo cuenta al cuerpo y este nos manda señales constantes, bien con un dolor o con un malestar físico, con una inquietud o con cambios de humor, nuestra vida sería más fácil si supiésemos interpretar las señales a tiempo.
En definitiva, los cambios son buenos en si, porque nos permiten liberarnos de los apegos,nos ayudan a enfrentarnos al miedo y salir reforzados. Yo creo que tanto si el cambio es buscado y provocado por nuestro yo consciente, como si nos tenemos que enfrentar a un cambio que nos pone por delante el destino, (nuestro yo incosciente, en mi más humilde opinión), son oportunidades para CRECER y LIBERARNOS de ataduras, en definitiva de aumentar nuestro PODER PERSONAL.
Y es que, qué aburrida sería la vida si no nos permitiésemos cambiar, descubrir y disfrutar de este maravilloso viaje de baldosas amarillas.
Detrás de cada nube siempre brilla el sol.
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