viernes, 30 de diciembre de 2011

CAFAYATE La tierra del sol y el buen vino

Cómo os contaba ayer, al final del día hice un cambio de planes, porque originalmente había pensado quedarme a dormir en Purmamarca y desde ahí continuar excursión al día siguiente hacia la quebrada de Humahuaca, pero  al ver el pueblito todo embarrado y nada accesible decidí volverme a Salta, y que bien hice, porque cuando me levanté al día siguiente, a las 6 de la mañana, vi que me pasaban a buscar para la excursión en un autobús al uso, evidentemente, aunque me ayudasen los chicos a subir, iba a ser muy incomodo para mi y decidí hablar con la agencia para saber que había pasado, me dijeron que el grupo les había cuadrado así y que por eso no habían enviado una trasfer como el día anterior, les pregunté si había hueco en alguna aunque fuese otro destino y me dijeron que me llamaban al ratito, me lo tome relativamente bien porque en este viaje se trata de confiar, de pedir lo mejor para mi y no poner cortapisas, a veces lo que tu crees que es lo mejor resulta que no, si yo hubiese dormido en Purmamarca no me hubiese quedado más remedio que subirme al autobús ese sin poderme bajar en todo el camino, el caso es que al ratito me llamaron y me ofrecieron una excursión a Cafayate en una trasfer solo para mi y el guía, tenía que pagar un pequeño suplemento, pero la alternativa era quedarme en Salta que ya conocía, así que lo que acepté.
Hugo, mi nuevo guía, un gaucho al uso, pasó a buscarme a eso de las 9 y nos fuimos hacia abajo, hacia el sur, la excursión resulto de lo más entretenida tanto por la conversación como por los paisajes, me sorprendió para bien el nivel de los guías, súper instruidos y muy conocedores de la historia, la geografía y la geología de la zona.


Hugo me contó que Cafayate se encuentra situado entre dos ríos, el río Huasi y el río Chuscha y que está rodeado de un cinturón de viñedos, con bodegas de talla internacional, que sobretodo producen un vino blanco y seco que se llama torrontés, las primeras vides las trajeron los jesuitas.

El viaje es de 190 km y para llegar hasta Cafayate vamos a atravesar dos valles, pasamos de la sierra Subandina a la de Castillejos por un paso natural que es la quebrada de Cafayate.

En el camino hacemos varias paradas para admirar el paisaje y sacar fotos, yo hasta aproveché para hacer mi ofrenda a la Pacha Mama en una de las muchas apachetas que hay en los bordes del camino, cogí una piedra y junto con mis agradecimientos y deseos la coloqué en el montoncito, me encantó.

Nos cruzamos con unos cuantos gauchos, que llevan una silla y una vestimenta  muy específica y elaborada, Hugo parecía conocerse a todos los paisanos de la zona, porque iba parando saludándolos y eso me permitía a mi hacerles fotos y salir en algunas con ellos, todo una experiencia.
Los contrastes del paisaje son del verde de los valles a los marrones, ocres y naranjas de la quebrada, un paisaje con un montón de formaciones rocosas coloreadas, en muchas de ellas se pueden intuir formas que recuerdan a animales cotidianos como un sapo o a la forma de un peregrino, todo es cuestión de imaginación pero parecen muy reales.
Hicimos dos paradas espectaculares, una llamada la garganta del diablo y otra el anfiteatro, son como tajos en la roca, erosionados por el paso de miles de años y supongo que mucha influencias de las placas tectónicas de la época, os dejo fotos, porque me cuesta encontrar palabras para explicarlo.


Mientras avanzamos le pregunto a Hugo por las pequeñas casitas con ofrendas del camino, y me cuenta la historia de la difunta Correa, que es la patrona y protectora de los caminos, por lo visto una hija de un gran terrateniente de la zona se casa con un gaucho al que mandan a luchar en las guerras internas de Argentina y ella se queda en casa esperándole y embarazada, al no volver después de la guerra sale a buscarlo, porque no podía creerle muerto, llevándose al bebe, y su padre al enterarse manda a todos los gauchos a su servicio a buscarla y cuando la encuentran está muerta en el camino por deshidratación pero hayan al bebe con vida que se había estado alimentando de su pecho, y esa es la historia de la difunta correa, protectora de los caminos.



Llegando ya a Cafayate paramos en una zona de dunas de arena blanquísima dónde me hice una fotos muy chulas.
Llegamos a Cafayate y comimos en una terraza, (un menú de tres paltos y bebida, súper abundante, por lo mismo que he pagado en el aeropuerto por una coca cola y un sándwich, 45 pesos) el pueblo es pequeño y está salpicado de talleres de artesanía que rodean la plaza con una gran iglesia que aquí tiene denominación de catedral, estuve dando un paseíto bajo el sol abrasador y trasteando entre los artesanos, otra vez me acuerdo que no me cabe nada más en la mochila, y volvía a buscar al chofer para realizar una visita a una de las bodegas y volvernos a Salta por el mismo camino.

Fue un día muy completo, aunque yo ya iba acumulando el cansancio, de todo el viaje. Llegué al hostel me duché e intenté conectarme a Internet para ponerme al día pero fue difícil, porque el wifi iba muy lento y además enseguida llegaron Elisa y Euge y estuve cenando con ellos, pobres, habían intentado hacer hoy la excursión que yo hice ayer y se quedaron tirados mucho antes de llegar a San Antonio por una acumulación de agua, además pincharon 3 veces y estuvieron en mitad de la nada 6 horas bajo el sol abrasador, estaban requemados y lo digo literalmente. Lo que me confirma, que no hay una decisión mejor que otra, hay que confiar y pedir lo mejor para ti y que agradecer que ya lo tienes.

En fin, dejo Salta hoy por la mañana, bajo una lluvia torrencial y sabiendo que ha sido un viaje genial muy recomendable a todos los que viajes a Argentina, cómo datos prácticos os diré que el Hostal Kaskai, es limpio, agradable, las chicas encantadoras y súper barato, he pagado 200 pesos por 4 noches con desayuno, el cambio está a 5,6, haced el cálculo. Los taxis son seguros y también baratísimos, la gente encantadora y los paisajes y la cultura de la zona increíbles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario