Santa Fe

Hasta aquí llegué el viernes para pasar las Navidades con la familia de Katri, pero la verdad no esperaba encontrar una ciudad tan especial, fuera de los recorridos turísticos más comunes Santa Fe me ha sorprendido para bien, ya desde el avión se veía la inmensidad de verde rodeado de mucho agua y es que esta ciudad está enclavada entre dos ríos, el río Paraná y el río Santa Fe, pero son súper grandes, con todo la vida que puede tener un ciudad con mar porque hay una playita, con los chiringuitos y se pueden alquilar motos de agua o lanchas, vamos que el río es navegable, sólo su color marroncillo lo diferencia del azul del mar.

En la ciudad se respira una calma pausada, hay tráfico lento pero constante, cantidad de motos y no me extraña puesto que esta es un a ciudad universitaria y por lo tanto hay mucha vidilla.

No se si os he hablado ya del mate, quizás no porque yo llevo años familiarizada ya con él y no me sorprende, pero para los que no lo sepáis, en toda Argentina está muy arraigado la costumbre de compartir mate con la familia, con los amigos, es casi como un ritual, y es genial, porque siempre tienen la ·excusa” de encontrar tiempo para compartir o de concoer gente que se acerca a tomar unos mates.

Bueno pues nosotras también nos fuimos con todo el equipo de mate, la yerba, el termo, la bombilla…a la “costanera” a  pasar la tarde del domingo acordaros que aquí estamos a unos 30 grados fue un plácido disfrute en el que transcurrió la tarde. Y para acabar el día dimos un paseo en coche para que yo viese el resto de la ciudad y acabamos cenando unos “lomitos” en una terraza.

Ha sido un fin de semana estupendo incluida la cena de Noche Buena y Navidad con parte de su familia, nos juntamos 11 y cenamos de todo y muy rico y a las 12 es tradicción salir a fuera a tirar petardos y fuegos artificiales y cuando volvimos a entrar sorpresa, papá Noel había dejado un montón de regalitos para todos.