Nos hemos levantado a las 4 de la mañana para coger
un avión rumbo a Oaxaca y de paso atravesar la Ciudad de México SIN
tráfico, eso si ha sido una experiencia, cansadas pero felices hemos aterrizado
bajo la lluvia, pero como ya os he comentado en este viaje nos están tratando
como a reinas y en esta ocasión el gerente del aeropuerto nos estaba esperando
a pie de escalerilla paraguas en mano para llevarnos al hostel en su BMW, no es
coñá, los mejis son súper amables y este chico fue compi de trabajo de nuestra
amiga Susanita, compi nuestra del MBA de hace 9 años, que le llamo desde DF
para hacerle la recomendación.
Genial, de mochileros y en cochazo hemos
ido a dar a una pensióncilla de a 8 € la noche, si la ve mi madre infarta, pero
así el resto de la pasta nos la podemos gastar en comer, ya que parece q es el
objetivo de este viaje, madre mía, no quiero ni pensar en la báscula, así que
nuestro primer destino, el mercado de abastos, que descubrimiento, pedir y pedir
y que te hagan allí mismo, chile, mole, clayudas, alambres, taxaco con frijoles
y arroz…
En fin con el estómago a reventar hemos disfrutado muchísimo
de una ciudad colonial preciosa, de sus calles, iglesias, el zócalo y sus mercados de
artesanías.
Y lo mejor ha sido acabar el día en la casa del mezcal,
puff, como tequila pero típico de aquí, así que hasta aquí puedoescribir.
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