viernes, 12 de octubre de 2012

Ruinas de Tula, Querétaro, Guanajuato y San Miguel de Allende


Esta ha sido la ruta que hemos hecho hacia el norte del DF, hemos conocido parte de las carreteras autóctonas con sus chamizos de comida a los lados de la carretera y sus paisajes de los valles guanajateños.
Tula son las ruinas de otro asentamiento tolteca no tan impresionantes como las de Teotihuacan pero que sí merecen una visita rápida, lo más impresionante son unos guerreros de piedra de 4,5 metros de altura en la cima de una de las pirámides, que se conocen como atlantes.


De ahí nos fuimos a comer al pueblito de Querétaro, me gusto un montón su centro histórico con una gran cantidad de plazas impresionantes, Comimos y paseamos toda la tarde noche y encontramos un hotelito en una antigua casa  señorial con un precioso patio interior, muy al estilo de la mayoría de casas de estos pueblos. Os dejo el enlace del hotel Hidalgo por sí alguno de vosotros se anima.



Como ya os he contado antes, este viaje está siendo muy gastronómico y por eso incluso llegamos a desayunar dos veces en el mismo día, una el patio del hotel y otra en casa de la hermana de Susi que nos recibió en su casa de Celaya con un desayuno típico con "gorditas" y de ahí seguimos camino a Guanajuato, un pueblo precioso, en lo alto de una colina con numerosas calles empedradas y empinadas, gracias a mis amigas y compis de viaje y a la freewheel que estoy disfrutando un montón, pero si me estas leyendo y vas en silla de ruedas no vengas solo.    Volviendo a la visita os contare q una vez al año, en octubre, se celebra aquí el festival cervantino, lo que atrae a numerosos turistas y artistas que llenan sus plazas y calles de música y espectáculos.


Por esto que os cuento nos fuimos a dormir a San Miguel de Allende, otro pueblito increíblemente bonito, pero empedrado a más no poder y lleno de cuestas, San Miguel de Allende ya ha desbancado a Brujas en mi top teen de lugares chunguisimos para ir en silla, pero aún así merece muchísimo la pena, esta increíble sus portones de madera colonial, las iglesias y también las plazas. Aquí como anécdota os contare que encontramos el "único" bar abierto en el que se les habían acabado las cervezas!!, pues ni modo, nos tomamos unos margaritas.


También os voy a dejar el enlace del Hotel San Sebastián, muy mono, accesible y baratísimo.
En fin han sido unos días estupendos, empapándonos los ojos del México más auténtico, el del interior. Volvemos felices al DF, para volar mañana a Oaxaca, pero antes no nos resistimos a hacer parada en los ranchos de la carretera.



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