martes, 1 de mayo de 2012

De cervezas chinas y terrazas coreanas

En todas las ciudades del mundo hay una torre, un castillo o un mirador, dónde la visita es obligada para rendir homenaje a la ciudad que visitamos, pues en este caso la torre de Seúl, ubicada en lo alto de una colina rodeada de jardines, a la que puedes acceder haciéndote el valiente, por un paseo de unos 5 kilómetros bastante empinado, en plan rompe piernas, andando o en bicicleta, pero que nadie se asuste, también te dejan acceder en coche, aunque no hasta el final, el repechito del final en plan “Tourmalet”, es digno de recordar, sobre todo para mis compis de viaje, ya que me tuvieron que empujar entre dos, yo feliz de su ayuda y ellos contentísimos de los súper tuteos que vana lucir este verano.
Desde arriba las vistas de la ciudad son en 360 grados, impresionan por la extensión de Seúl, sus rascacielos y todo ello enmarcado en un valle de verdes montañas. Deciros que hasta aquí también ha llegado la influencia de Federico Moccia, y hay miles de candados con mensajes de amor, ordenadísimos eso si, que para eso son coreanos.


¿Y cuál es el deporte nacional de Seúl? Yo apostaría por el Shopping, así que ya sabéis, allí dónde fueres…y eso hicimos, los centros comerciales enormes, y las calles aledañas y las no aledañas, en general, están repletas de tiendas y mercadillos, toda la ciudad es cómo un macrochino, pero lo cierto es que pocas cosas hemos descubierto nuevas, pero a quién no le gusta pasear y trastear sin prisa, disfrutando de la ciudad y la gente, además para rematar la tarde-noche disfrutamos de unas cervezas-litronas  coreanas, muy buenas la verdad.
Ah se me olvidaba, dos cosas que a mi me llamaron la atención, un policía en los pasos de cerebra, con un mando en la  mano controlando el semáforo, ahora rojo, ahora verde, según la avalancha de peatones, y la otra es que en las mesas de las terrazas hay un timbre para llamar al camarero, será por eso que ellos flipan tanto cuando vienen a España dónde todos gritamos sin complejos.

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